
La carne cultivada es carne producida en laboratorio, que no proviene directamente de un animal, sino del cultivo de las células musculares extraídas previamente de animales, un producto diferente a la más conocida y recientemente exitosa alternativa a la carne proveniente de proteína vegetal.
De momento, la carne cultivada únicamente cuenta con aprobación oficial para su consumo en Singapur, que en 2020 permitió la venta de pollo elaborado mediante agricultura celular de Just Eat. En Europa, este nuevo concepto se está discutiendo desde hace tiempo y su aprobación, aunque cada vez está más cerca, se ve ralentizada, ya que se está considerando este tipo de producto bajo la regulación legal, más estricta, aplicable a los nuevos alimentos.
Los países europeos que más apuestan por la carne cultivada
En este sentido, desde el proyecto de Agricultura Celular de la organización por la conciencia alimentaria ProVeg International han creado un ranking con los cinco países europeos que más están apostando por la carne cultivada y España se encuentra en el tercer puesto.
Países Bajos. Es la cuna de la carne cultivada, con un rico ecosistema de empresas e investigadores de agricultura celular impulsado por el pionero investigador y empresario Willem Frederik van Eelen, que desde hace años creía en el potencial de producir carne sin necesidad de criar, reproducir y sacrificar animales y ya en los años 90 presentó varias patentes de técnicas de carne cultivada. En los 2000 creó un consorcio de investigadores para obtener subvenciones del Ministerio de Economía, y este año 2022 el gobierno neerlandés anunció que había concedido 60 millones de euros para apoyar la creación de un ecosistema nacional de agricultura celular como parte del Fondo Nacional de Crecimiento del país.
Reino Unido ocupa el segundo lugar con el panorama de empresas emergentes más rico de Europa. El pasado año 2021 que el gobierno británico concedió su primera subvención a una empresa de carne cultivada. Como parte de su compromiso de apoyar la innovación alimentaria, especialmente cuando hay beneficios potenciales para la salud alimentaria, la protección del medio ambiente o el impulso de la economía del Reino Unido, en enero de 2022 la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido realizó una investigación sobre la aceptación por parte de los consumidores de proteínas alternativas, incluida la carne cultivada.
España. Como país con el mayor consumo de carne per cápita de Europa, España tiene el potencial de ser un actor importante en el sector de la agricultura celular y se sitúa en el número tres de la lista. En 2021 el Gobierno concedió 5,2 millones de euros a un proyecto de carne cultivada liderado por BioTech Foods que está investigando los impactos de la carne cultivada en la salud para la prevención del cáncer de colon y la dislipidemia. Hay tres empresas emergentes que operan en España: Biotech Foods, Cocuus y Cubiq Foods. En noviembre de 2021, el gigante cárnico JBS llegó a un acuerdo para adquirir el control de BioTech Foods y construir una nueva planta en España para aumentar la producción, lo que acelerará el desarrollo de la carne cultivada.
Alemania. A finales del pasado 2021, el Ministerio Federal de Alimentación y Agricultura alemán anunció que financiaría proyectos de I+D para fuentes de proteínas alternativas, con procesos de cultivo y fermentación. En Alemania operan cuatro startups de carne cultivada, pescado y mariscos, mientras que dos grandes empresas, PHW y Merck, también participan en el sector de la agricultura celular. En lo político, todos los partidos muestran interés por el tema de la agricultura celular, pero hay opiniones discrepantes sobre su potencial.
Francia ha tenido un viaje rocoso con la agricultura celular y ahora es un entorno hostil para este tipo de innovación, con prohibiciones en todo el país. Hasta la fecha, el gobierno no ha financiado ninguna investigación pública sobre la carne cultivada, ni ha expresado ningún apoyo o apertura a esta tecnología que promete hacer más sostenible nuestro sistema alimentario. Pero a pesar de este entorno hostil, Francia cuenta con dos empresas que trabajan con carne cultivada.